Destino Berlin – Conclusiones

Ayer di por concluida mi estancia en Berlín. Llegué hace cuatro meses y medio, pero pasé casi un mes fuera en navidades, así que en total habré estado allí unos tres meses y medio. Tal vez ese tiempo no sea suficiente para poder dar una valoración completa de la ciudad, pero considero que sí es suficiente para decidir mi permanencia o mi marcha. Y en este caso he decidido abandonar Berlín.

Antes de nada debo reconocer que llegué a Berlín en el peor momento, de cara al invierno y en plena temporada de inicio del curso universitario. Por un lado, la llegada del frío y del mal tiempo ha limitado las posibles opciones de actividades al aire libre. Por otro lado, la afluencia de estudiantes dificultó el encontrar una casa.

Aun así, pienso que la decisión de ir a Berlín fue la acertada. Cuando llegué allí, no tenía mi puesto de trabajo asegurado, y Berlín ofrece muchas oportunidades de empleo para un programador con experiencia. Si mi trabajo hubiese dependido de permanecer en Berlín, creo que habría hecho un mayor esfuerzo para adaptarme y permanecer allí. Siendo que ese no es el caso, no veía ninguna ventaja a estar en Berlín respecto a estar en mi ciudad natal, y sí muchos inconvenientes.

Que no me mal interprete nadie, Berlín es una ciudad estupenda, y entiendo que mucha gente esté enamorada de Berlín. Simplemente, no es una ciudad en la que me vea viviendo.

¿Qué me ha gustado de Berlín?

  • Es muy multicultural, con gente de todo el mundo.
  • Muchas oportunidades de trabajo.
  • Relativamente barata para ser una gran ciudad del norte de Europa.

¿Qué no me ha gustado?

  • Pese a ser barata, todo es el doble de caro que en España.
  • La gente tiende a ser más reservada. Por ejemplo, en el coworking yo era una de las pocas personas que daba los buenos días al llegar, y la interacción entre los miembros era prácticamente inexistente.
  • La burocracia alemana es agotadora.
  • El clima. No tanto el frío, que con un buen abrigo es soportable, pero el problema para mí es la luz. Muchos días cortos y grises.

El tabaco. Y pongo este punto en un parrafo aparte porque esto era algo que no me esperaba y que me ha resultado muy chocante. El que se pueda fumar en los bares, que yo me niege a pasar 2-3 horas encerrado en un bar lleno de humo, y que en invierno el único plan sea salir a tomar algo a un bar, ha limitado considerablemente mis opciones de ocio y conocer a gente.

Francamente, si al llegar a Berlín hubiese descubierto que se podía fumar en los bares, habría dado media vuelta y habría abandonado el país.

¿Posibilidades de volver a Berlín? Claro, nunca digas nunca. Si las condiciones son las necesarias, podría volver. Pero no creo que volviese como autónomo. Pelearse con la burocracia alemana es un auténtico suplicio. Tendría que ser contratado por una empresa y que se encargen ellos de todo.