Tengo un especial cariño por el parque de Ueno porque fue el primer lugar que visité en mi primera visita a Japón. Desde entonces, se ha convertido en una visita obligada en todos mis viajes al país nipón.
Como punto positivo, esta ha sido la primera vez que visito el parque con el Sakura florecido, por lo que estaba más bonito que nunca. Como punto negativo, el turismo chino ha explotado en los últimos años, y los principales puntos de interés de Tokio están increíblemente masificados.
Con este panorama pongo especial esfuerzo en conseguir sacar fotos en las que no salga gente, y algunas quedan incluso bonitas, como estas fotos de una pagoda y de un león guardian.
Al final del parque hay una gran explanada, con el Museo Nacional de fondo, que se prestaba para algunas fotos con un ángulo más ancho.
Para terminar el día nos fuimos paseando hasta el barrio de Asakusa, donde está el templo Sensō-ji. La calle que lleva hasta el templo está llena de tiendas de souvenirs, y aunque siempre está hasta arriba de gente, hay tantas cosas que ver que resulta un paseo agradable.
Como bonus friki, este dragón que sostiene en su garra una bola de dragon. Es una pintura en el techo del templo y la última vez que lo visité no pude hacer una buena foto porque la cámara no daba más de sí. Por fin me he podido quitar esa espinita.